martes, 16 de junio de 2020

Tu o Nadie - Los clásicos que no siempre envejecen bien


Hablar de la Televisa actual es todo un desfile de absurdos, entre los remakes, los nuevos formatos, que sí los tematicas, etc. Desde hace años existe una especie de predilección por el pasado, de ahí que el canal TLNovelas siga dando de qué hablar. En fin, hoy no hablaré de alguna retransmisión sino más bien de una de las muchas telenovelas que he podido ver de forma independiente gracias al internet, en este caso Tu o Nadie de 1985, producción de Ernesto Alonso y escrita por María Zarattini. Algo curioso de ese año es que ambos se aventaron dos telenovelas, esta y De pura sangre, las dos fueron exitosas y con dos remakes, que según sus fans ninguno pudo superar a las versiones originales. 
Hay varias telenovelas que uno siendo aún joven mira sin haberlas visto en su momento, como siempre el ver una telenovela del pasado es una experiencia al menos fructífera para entender varias cosas. Ya di mis apreciaciones para Cuando llega el amor, la cual en general me encantó, sin embargo, debo decir que este mega hit de Lucía Méndez quedó a deber.

Una trama estirada

A falta de ver por completo sus futuros remakes Acapulco, Cuerpo y Alma (1995) y Sortilegio (2009) (solo he visto escenas y la verdad prometen mucho, tengo que decirlo), decidí primero visualizar la primera versión. La trama parece sencilla pero prometedora Raquel (Lucía Méndez) es una mujer enamorada quien se casa con Maximiliano (Salvador Pineda) un hombre que usurpa el nombre de su hermanastro Antonio (Andrés García), mientras planea la muerte de éste, cuando ella llega al velorio descubre toda la mentira en la que está envuelta. Las cosas empeoran cuando el hombre no muere y regresa ahora con una esposa a la que no recuerda.
Una de las cosas que peor envejecieron de la telenovela es el ritmo, se entiende que es una historia vieja y de hecho tuve el mismo problema con Cuando llega el amor, pero al menos esa producción te mantiene entretenido con las otras subtramas y como se manejan distintas preocupaciones de aquel entonces (varias aún relevantes hoy en día). En Tu o Nadie salvo por el conflicto central, que como plantó Zarattini no da para mucho, no hay más por donde seguirle, ni una sola subtrama o personaje es lo suficientemente interesante para “clavarse” con ella.

Ya ni hablar la subtrama del joven atropellado la cual estiran hasta el final de la historia, un conflicto bastante obvio que resulta muy frustrante que no se resuelva rápido; ya va más de media novela y uno se pregunta “¿y el super drama dónde está?”.  Algo extraño que es en varias ocasiones parece que un conflicto ya parece estar resuelto o más bien parece estarlo, solo para seguir con el mismo problema, el fenómeno es tan soporífero que ni a circulo vicioso llega ya que eso significaría que algo ocurre.

Cascarones vacíos llamados personajes

Zarattini acostumbra tener temas y discursos casi vanguardistas para la época, eso junto con personajes interesantes, hasta escandalosos. Aquí no hay nada de eso, como dije ningún personaje destaca, son los mismo arquetipos de siempre. La protagonista sufrida y engañada, el galán macho alfa que compite con el otro macho alfa, la madre enajenada, la hermana chismosa, etc. Estos arquetipos no son malos perse pero cuando no parecen tener detalles que los hagan destacar, da igual que la estrella de moda los interprete. Otro son las propias actuaciones donde de seguro Lucia Mendez y Andres García eran la pareja del momento pero sus interpretaciones fueron un tanto irregulares, quién diría que el fanservice no es solo encuerar actores sino también ponerlos a hacer lo que el público espera. 

Mismo caso con el villano de Salvador Pineda, un personaje con bastante potencial que fácilmente tiene una de las mejores escenas de la telenovela, pero todo se viene abajo cuando en varios capítulos ni salía quedando con un vil mueble ante otros antagonistas igual de irrelevantes, una lastima porque no me parece mal actor, es cierto que se ha desmejorado pero en momento bien podía hacer un villano de miedo en Esmeralda y galán atractivo en Bianca Vidal.
Las actuaciones que lograron destacar solo porque tienen buen oficio son Magda Guzmán, Julieta Egurrola y hasta la villana de Liliana Abud tuvo sus momentos para darle sazón a la historia, pero tan solo cumplen diría que están desaprovechadas. 

Más con ese desarrollo de personajes tan ridículo como Camila (Liliana baud) donde de la nada se contenta con Raquel, en una escena de tantas donde se pelean, sale de viaje y ya de repente se le bajó el coraje. O las desconfianzas de Antonio, se entiende que en su situación sea tan desconfiado pero sencillamente la actuación del actor no me pareció convincente, jamás le pude creer la crisis de saber que una parte de su vida está en blanco.  

(SPOILER)
Pero nada supera el propio final: tras una batalla Maximiliano muere a manos de Antonio, una escena impactante donde por fin el silencio está justificado. Raquel, quien no estuvo presente en todo el altercado, le reclama que el crimen está manchando su amor y no les permitirá ser felices. 
Uno espera un final impactante pues es probablemente la primera vez que vemos una cuestión moral importante, todo para que lo boten al carajo y resulte ser que pasó un tiempo  en el que la supuesta heroína ha rechazado ver al galán por algún motivo poco claro, da igual porque en tres segundos ya están juntos.

Un producción de su época

Los elementos de producción aunque dignos no destacan, al igual que la telenovela, las escenografías no son la gran cosa y eso que el exterior de la casa Lombardo es bastante bonito, así como la sala principal aunque el hecho que sea el set más utilizado hace todo muy monótono (¡encima con los mismos encuadres!), solo al final pudimos verlo desde otro ángulo. 
Las caracterizaciones también cumplen bien, quizás no tengan la misma personalidad que las de Cuando llega el amor, María Isabel o Por tu amor, pero al ser una telenovela ochentera siempre es grato ver la moda de la época. Tampoco podemos ignorar la influencia de algunos looks como el de los protagonistas, Lucia Mendez por Farrah Fawcett y Andrés García en Tom Selleck.

Creo que lo que más me desesperó de esta producción fue la musicalización, no es que sea mala sino que es casi nula. A lo mucho solo hay como tres composiciones que utilizan si es que les da por ambientar la escenas, de ahi en fuera no hay más que un silencio que desespera. Si a eso le sumamos que no son más que canciones de la Méndez en instrumental, que bueno es cierto que “Corazón de Piedra” es un temazo y la entrada es un pedazo de su video musical, pero pudieron hacer un mejor trabajo. Creo que en esto se diferenciaba Alonso de Pimstein por ejemplo, ya desde los 70s sus producciones contaban con una excelente musicalización, creo que es más cuestión de Alonso puesto que recuerdo ver algo de Paloma (1975), pero esa historia todavía tenía mejores perfiles y una ambientación más atractiva.


Tu o Nadie es hija de su época, una época donde la gente ansiaba por ver a Lucía Mendez (en especial tras el escándalo con Vanessa (1983) ), con a los galanes de moda enfrentados y en una entorno playero con algo de “erotismo”. Fuera de eso no entiendo el porque esta producción tuvo tanto éxito, lo más chistoso es que sus remakes también funcionaron muy bien y aunque sean criticados por los puristas, lo más seguro es que les agregaron mas cosas a esta historia que en pleno 2020 queda muy delgada.

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