Creo que si tomara mas en cuenta la intención de esta telenovela junto con el horario que tuvo originalmente, habría entendido el porqué de su ejecución. Debe ser porque a Carla Estrada a pesar que lleve más de una década sin producir telenovelas (al menos no convencionalmente), aún la tenemos presente por sus telenovelas estelares (sobre todo de época) que marcaron altos números de audiencia en su mayoría.
Cuando llega el amor fue producida en una época donde la productora si bien ya llevaba varios proyectos exitosos aún seguían sin darle el horario estelar, también es de resaltar que hasta ahora llevaba en su mayoría historias inéditas, cosa que seguirá igual hasta Te sigo amando en 1996.
Isabel (Lucero) es una joven de clase acomodada quien se dedica a la equitación y es víctima de su novio Rodrigo (Guillermo García Gantú) al engañarla con su prima Alejandra (Nailea Norvid) la cual siempre la ha odiado en secreto, a tal grado que le provoca un accidente donde esta queda minusvalida. En su recuperación conoce a Luis Felipe (Omar Fierro), un fotógrafo quien vive en una vecindad frente a ella, él junto con sus vecinos desencadenan varias subtramas a lo largo de la historia.
La trama va por el mismo camino que Quinceañera por los tópicos que maneja; amor con diferencias sociales, pandillas y violencia, sexualidad y abuso, secretos de los padres, etc. Solo que a diferencia de la antes mencionada la unión de estas tramas y personajes no siempre está bien balanceada.
Esta es la primera colaboración de Lucero y Estrada, la primera en su regreso a los melodramas tras Chispita. Isabel no es el personaje más interesante o completa de esta mancuerna, pero logra temer fuerza e independencia conforme avanza la historia. Siempre sientiendo empatía por otros, cuestiona las cosas que le desagradan, incluso peca ser desconfiada. Cabe mencionar también que por mucho que sufre no llega el punto de guardar odios (a lo mucho rencor y eso solo de manera momentánea), siempre intenta comprender y entender a sus detractores, sobre todo Alejandra. sin llega a ser una boba.
Omar Ferro es un caso extraño, no es el más guapo pero es masculino y tiene un toque pícaro que funciona, no es mi galán favorito para Lucero, de hecho diría que es de sus parejas más flojas pero se sostienen bien. Luis Felipe sin embargo, es un personaje que llega a ser un tanto molesto por sus actitudes extrañas, aunque doy crédito que la telenovela cuestiona sus comportamientos y este poco poco cambia, incluso en capítulos finales sigue con ciertas mañas lo cual le da naturalidad. A pesar de eso es un buen hijo, hermano, vecino y amigo, creo que es un interesante comentario.
Alejandra la villana principal, es la típica familiar resentida que destila maldad y envidias a pesar de recibir cariño por doquier. Quizás su complejo sea su necesidad de atención, lo que explicaría el final (no me meteré en eso aquí); suelta mentiras, chismes e insultos en forma pasiva-agresiva. Lo interesante de ella como villana es que los escritores nunca olvidan de que se trata de un chica de unos 18-19 años, por ende esta expuesta y vulnerable a varios peligros como el abuso sexual de Andrés, así como su necesidad de no quedarse sola.
Estrada siempre se luce con sus elencos. con talentos e historiales variados, desde Irán Eory y Eric del Castillo, pasando por Amparo Arozamena, Susana Alexander hasta los jovencitos Rodrigo Vidal y Evangelina Sosa. Entre otra gente que me sorprende verlos de jóvenes como Roberto Blandón, Maria Fernanda Garcia, Juan Carlos Casasola o el recién iniciado Alexis Ayala.
La producción es digna, aunque las casas no son las màs características a diferencia de otras producciones, hay un buen uso entre interiores y exteriores, parece nada pero ya para esta época el exterior estaba más normalizado, no hace mucho todo se resolvía en sets. Lo que si logra tener una personalidad propia son el vestuario y maquillaje, todos los personajes se identifican y expresan por sus prendas, el uso del color, la forma y hasta la textura de las telas demuestran un montón personalidad que le gana a las escenografías. La musicalización es buena, aunque no es lo más fuerte de la producción si esta bien editada, a diferencia de otras telenovelas donde parece que se ahorran en ese aspecto.
Como dije antes, la telenovela a pesar de ser bonita no contiene mucha ambición en su historia, aunque los temas que maneja son bastante comunes en tramas juveniles actuales. Las pandillas que se enfrentan y casi se matan entre ellos, incluso hay una ligera deconstrucción donde una de ellas hace labor social como recoger basura, dar clases o construir casas. Aunque a diferencia de Quinceañera no hay mención de la adicción a las drogas, ¿será que fue algo que criticaron en 1987?
Otro tema bastante presente es el del machismo, los personajes femeninos independiente de sus propias mañas siempre hay un momento en que son expuestas por algún acto de misoginia. Mencione anteriormente a Alejandra quien es abusada sexualmente por Andrés, aunque no olvidemos el acoso de ella hacia a Luis Felipe, una víctima también puede ser abusador.
Un momento que me impactó fue cuando Chucho (René Muñoz, el autor original de la telenovela) intenta abusar de Rosa (María Rojo). Al principio este persona es ilustrado como un hombre noble y bueno, el único amigo que tiene la mujer quien se la pasa amargada por un amor fallido con Rafael (Eric del Castillo). Los celos de Chusho llegan a un punto donde él se harta de esta situación y comienza a comportarse posesivo hasta llegar al intento de abuso, arrepentido le pide perdón a Rosa y se aleja de la vecindad desapareciendo de la telenovela. Un sutil crítica a quienes que se venden como buenos pero al fin y al cabo sienten que tiene derechos sobre la autonomía de los demás.
Tampoco podemos olvidar a Ángela (Lucero Lander) la joven enfermera hermana del galán. Ella tiene un padre machista y arcaico quien la desprecia porque tuvo sexo con un ex novio que la abandonó. Esta se enamora de Rodrigo (Guillermo García Cantú) de quien se embaraza, justo cuando este en cierta medida la abandona. Ella busca su independencia, se defiende de los ataques de su padre, siempre busca ser un apoyo para Isabel, incluso al final decide rechazar al padre de su hijo por su bien, aunque este ya haya sentado cabeza.
El último tema que quiero remarcar es el de la familia, en este caso los dos papás de Isabel. Rosalia engaña a todo mundo haciendo pasar a la protagonista como hija de Rafael, cuando esta es de Alonso. Por supuesto todo se revela y es en este momento donde Isabel tiene una crisis, amén de todo lo demás, está rodeada de gente quien le da un juicio sobre qué debe hacer. Ella ya tiene un padre a quien ama y respeta, pero el nuevo padre es una persona quien ha estado cerca de ella profesionalmente y por el que comienza a sentir pena. Al final su decisión es aceptarlos a ambos como sus padres, muy a su pesar de ellos. Recordemos que para esta época era un tanto extraño que alguien acepte tener dos padres, no es como ahora que es normal y puede uno querer a varios.
Como en todo debe existir un punto negativo o varios. El ritmo es bastante lento, uno puede dejar pasar este detalle porque bueno es una telenovela antigua, sin embargo, la primera mitad si peca por tener todo avanzando a paso de tortuga, se hace un poco más tedioso cuando ya nos dan indicios de todo lo que los personajes irán descubriendo en la segunda mitad de la historia. Aun así como en la mayoría de las telenovelas de Televisa, la trama no se detiene siempre está avanzando.
A veces sentí que las subtramas no congeniaban del todo, digo aprecio que quieran contar historias muy dispares entre sí, le da cierta variedad y estilo a la telenovela. Pero a diferencia de Quinceañera donde por ejemplo, la trama de las pandillas si afectaba directamente a nuestra protagonista, aquí estaba metida un poco con calzador, si Isabel se enteraba era porque los espiaba por la ventana. Diriamos que al galán si le afecta, pero no del todo y eso que vive más cerca de ellos.
También la etapa donde Isabel va a la playa y conoce a Paco, nuevamente no está mal pero si se nota un poco de relleno, entiendo que la prota necesitaba un respiro y quizás conocer un nuevo chico pero la relación de ambos no va para ningun lado, incluso la intervención de Mónica Miguel pues casi está de mueble.
También a pesar de su crítica al machismo, hay una pequeña subtrama donde descubrimos que el papá de Beto está en la cárcel, al parecer este mató a su madre.¿bastante fuerte no creen? Pues al final este evento bastante controversial se reduce a que el muchacho lo detesta (lo que es obvio) pero es su abuela quien aboga por su hijo, todo se vuelve peor todo cuando justifican el crimen porque al parecer esta mujer le fue infiel. Al final parecía que dejaron el asunto por un lado todo y no hubo una reflexión o un discurso al respecto.
Luego tenemos la subtrama de Elena (Lidia Aragón) quien es una estafadora profesional e hizo que un hombre cayera en desgracia. Así hay muchos personajes que tienen sus historias individuales de la trama principal, esto obviamente no es malo pero algunas parecen que no tuvieron una conclusión satisfactoria o convincente.
Cuando llega el amor en general no deja de ser una telenovela juvenil digna y bien realizada, a pesar de parece un producto menor a otras de la productora. Creo que su éxito se debió más que nada a sus temas interesantes y vanguardistas para la época, vemos mujeres trabajando y desafiando normas, romances de chavitos que actuan como chavitos y no niños adultos, discusiones sobre el matrimonio, pandillas que son positivas, la búsqueda de la identidad y un largo etc. Detalles que las juveniles de
años recientes carecen por mucho.
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